A continuación se desarrollan algunas claves que describen las motivaciones y los factores de la acción innovadora.
a. La Motivación / el enojo: Para innovar hay que estar enojado. Sólo te interesa innovar cuando algo que te preocupa, no funciona adecuadamente y te importa lo suficiente como para querer hacer algo al respecto. Cuando eres padre y tu hijo llora, la motivación por resolver este inconveniente puede alcanzar cotas insospechadamente elevadas, podéis creerme. ¿Hay algo que actualmente te tenga molesto, te tenga incómodo? Si no es así, no tienes ninguna necesidad de cambiar y por tanto no tienes motivo alguno para innovar. Los problemas son la mecha inmejorable para disparar el proceso innovador.
b. Las preguntas: Para innovar hay que ser curioso y más en concreto, hay que hacerse preguntas. Hay 2 preguntas imprescindibles que todo innovador se formula: ¿Por qué las cosas son como son? ¿Por qué no pueden ser de otra manera? Las preguntas son las que permiten abrir la puerta y como ya he insistido en muchas ocasiones, tenemos un grave handicap en este punto ya que el sistema educativo jamás se ha preocupado de desarrollar en los jóvenes la habilidad de hacerse las preguntas adecuadas sino que por el contrario, está lleno de respuestas a preguntas que los niños nunca se hacen. Las respuestas cierran puertas y por si fuese poco, tienen una fecha de caducidad cada vez más corta. ¿Por qué llora mi hijo? ofrece una magnífica oportunidad para innovar.
c. Los errores : La innovación es un camino arriesgado, se sabe desde dónde empiezas pero nunca existe certeza acerca de donde llegarás. En esa incertidumbre, tras la pregunta siempre sigue una hipótesis que hay que comprobar para generalmente verla fallar y corregirla. La innovación es impredecible y por regla general, no es rentable y si de algo se puede estar seguro es de que durante ese camino te encontrarás más errores que éxitos. Los científicos reconocen que el error es posiblemente la herramienta más importante con que cuentan para progresar, pero de nuevo la educación nos hace un flaco favor al estigmatizar el error como algo peyorativo y vergonzante. Por esa razón, un innovador debe desarrollar un ego sólido y necesita ser capaz de convivir naturalmente con la frustración y el fracaso.
d. El conocimiento: Sólo puedes innovar en aquellos ámbitos en los que tienes conocimiento previo suficiente. Yo no puedo realizar ninguna innovación en el área de la física cuántica, la electrónica o la energía solar porque no tengo ningún conocimiento al respecto que me permita formularme las preguntas adecuadas para desencadenar todo el proceso.
Recpilación Artículo de Javier Martínez Aldanondo - Gestión de Conocimiento.
a. La Motivación / el enojo: Para innovar hay que estar enojado. Sólo te interesa innovar cuando algo que te preocupa, no funciona adecuadamente y te importa lo suficiente como para querer hacer algo al respecto. Cuando eres padre y tu hijo llora, la motivación por resolver este inconveniente puede alcanzar cotas insospechadamente elevadas, podéis creerme. ¿Hay algo que actualmente te tenga molesto, te tenga incómodo? Si no es así, no tienes ninguna necesidad de cambiar y por tanto no tienes motivo alguno para innovar. Los problemas son la mecha inmejorable para disparar el proceso innovador.
b. Las preguntas: Para innovar hay que ser curioso y más en concreto, hay que hacerse preguntas. Hay 2 preguntas imprescindibles que todo innovador se formula: ¿Por qué las cosas son como son? ¿Por qué no pueden ser de otra manera? Las preguntas son las que permiten abrir la puerta y como ya he insistido en muchas ocasiones, tenemos un grave handicap en este punto ya que el sistema educativo jamás se ha preocupado de desarrollar en los jóvenes la habilidad de hacerse las preguntas adecuadas sino que por el contrario, está lleno de respuestas a preguntas que los niños nunca se hacen. Las respuestas cierran puertas y por si fuese poco, tienen una fecha de caducidad cada vez más corta. ¿Por qué llora mi hijo? ofrece una magnífica oportunidad para innovar.
c. Los errores : La innovación es un camino arriesgado, se sabe desde dónde empiezas pero nunca existe certeza acerca de donde llegarás. En esa incertidumbre, tras la pregunta siempre sigue una hipótesis que hay que comprobar para generalmente verla fallar y corregirla. La innovación es impredecible y por regla general, no es rentable y si de algo se puede estar seguro es de que durante ese camino te encontrarás más errores que éxitos. Los científicos reconocen que el error es posiblemente la herramienta más importante con que cuentan para progresar, pero de nuevo la educación nos hace un flaco favor al estigmatizar el error como algo peyorativo y vergonzante. Por esa razón, un innovador debe desarrollar un ego sólido y necesita ser capaz de convivir naturalmente con la frustración y el fracaso.
d. El conocimiento: Sólo puedes innovar en aquellos ámbitos en los que tienes conocimiento previo suficiente. Yo no puedo realizar ninguna innovación en el área de la física cuántica, la electrónica o la energía solar porque no tengo ningún conocimiento al respecto que me permita formularme las preguntas adecuadas para desencadenar todo el proceso.
Recpilación Artículo de Javier Martínez Aldanondo - Gestión de Conocimiento.
1 comentario:
muy buenos los artículos de esta página y talvez coja algun pedacito de referencia parA algun comentario en un foro que estoy.
Eso de innovar y de lOs errores que ha dicho me emocionó pues yo siempre he pensado algo parecido.
..y de muy joven se me ocurrió que mejor investigo antes de creer en eso que dices es decorta vigencia...pues las respuestas que están en los libros viejos todas habría que replantearlas o reconstruirla. Más o menos.
...un saludo.
Pero también encontré importantísimo el comentario de La familia disfuncional. Lo necesitaba....gracias.
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