Todas las tardes - Manfredo K. - se dirigía al cine más cercano a su hogar, y le indicaba con voz impostada y ciertamente engolada, a la joven de la boleteria: "deme 46 entradas para mí, mi esposa y mis 32 hijos".
La lógica impecable del señor K, chocaba con la naturalidad de la chica de la boletería que; por alguna extraña razón, jamás accedió a su solicitud.
Aula Poética
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