Basta comparar los libros de texto de hoy con los de antes para comprobar que cada vez se pretende enseñar más contenidos, con formulaciones más abstractas y en edades más tempranas. Muchos padres y madres no entienden los libros de texto que con frecuencia protagonizan las tardes familiares. Cada vez es más difícil para los docentes acabar el programa del curso o lo que algunos llaman cobertura curricular.
Cada vez es más ardua la carga académica de los estudiantes. Cada vez hay más asignaturas o subsectores de aprendizaje. La idea de que “los niveles bajan” trata de dar una explicación fácil al evidente fracaso de la escuela. En cada nivel educativo
los docentes comprueban la debilidad del conocimiento de gran parte del alumnado.
Pero estos estudiantes fracasan, precisamente, porque el Modelo de enseñanza transmisivo y tradicional, y no otro, no provoca en ellos un aprendizaje duradero y de calidad. Esto siempre ha sido así. No entender las explicaciones de las clase, no encontrarle sentido a muchos contenidos escolares, estudiar mecánicamente sólo para los exámenes, olvidar rápidamente lo aprendido y tener que empezar desde cero en cada curso, son experiencias compartidas por muchos profesionales de la educación.
Sin embargo, estas experiencias tienden a olvidarse cuando se analiza el fracaso de los estudiantes de hoy. La incompatibilidad entre el buen aprendizaje y la enseñanza tradicional, que siempre ha existido, se ha venido incrementando en los últimos tiempos. Muchos piensan que la incorporación a la escuela de los hijos e hijas de la marginalidad, de los inmigrantes y de los que tienen capacidades diferentes ha influido en que el fracaso escolar aumente.
La experiencia diaria como docentes nos indica algo que siempre ha estado claro y que algunos se niegan a reconocer: la enseñanza tradicional no promueve un aprendizaje de calidad en la mayoría de los estudiantes, sean cuales sean sus circunstancias. Al mismo tiempo, en un mundo globalizado, donde la información circula por internet, donde la comunicación se ha hecho virtual, donde los grandes problemas de la humanidad tienen carácter interdisciplinario y/o multidisciplinario, donde las certezas absolutas han desaparecido; donde nos enfrentamos a un futuro crítico, incierto y complejo, plantean a la escuela o forma de hacer educación que sigue anclada en contenidos y métodos del pasado.
El fracaso escolar, por tanto, no se explica porque los niveles de exigencia bajen, ni porque la escolarización se extienda a más estudiantes y durante más tiempo, sino porque el modelo educativo vigente hace tiempo que ha caducado. Por lo mismo, urge una carrera profesional que asegure un perfeccionamiento permanente a los docentes y que los capacite en el trabajo de aula, más eficiente y efectivo, donde los aprendizajes se logren en un ambiente cooperativo y de empatía positiva al interior del aula.
Colectivo Aula Poética, Reformulación Manifiesto Pedagógico, Docente de Aula Evaluado, Sr. Bernardo Ortega
Cada vez es más ardua la carga académica de los estudiantes. Cada vez hay más asignaturas o subsectores de aprendizaje. La idea de que “los niveles bajan” trata de dar una explicación fácil al evidente fracaso de la escuela. En cada nivel educativo
los docentes comprueban la debilidad del conocimiento de gran parte del alumnado.
Pero estos estudiantes fracasan, precisamente, porque el Modelo de enseñanza transmisivo y tradicional, y no otro, no provoca en ellos un aprendizaje duradero y de calidad. Esto siempre ha sido así. No entender las explicaciones de las clase, no encontrarle sentido a muchos contenidos escolares, estudiar mecánicamente sólo para los exámenes, olvidar rápidamente lo aprendido y tener que empezar desde cero en cada curso, son experiencias compartidas por muchos profesionales de la educación.
Sin embargo, estas experiencias tienden a olvidarse cuando se analiza el fracaso de los estudiantes de hoy. La incompatibilidad entre el buen aprendizaje y la enseñanza tradicional, que siempre ha existido, se ha venido incrementando en los últimos tiempos. Muchos piensan que la incorporación a la escuela de los hijos e hijas de la marginalidad, de los inmigrantes y de los que tienen capacidades diferentes ha influido en que el fracaso escolar aumente.
La experiencia diaria como docentes nos indica algo que siempre ha estado claro y que algunos se niegan a reconocer: la enseñanza tradicional no promueve un aprendizaje de calidad en la mayoría de los estudiantes, sean cuales sean sus circunstancias. Al mismo tiempo, en un mundo globalizado, donde la información circula por internet, donde la comunicación se ha hecho virtual, donde los grandes problemas de la humanidad tienen carácter interdisciplinario y/o multidisciplinario, donde las certezas absolutas han desaparecido; donde nos enfrentamos a un futuro crítico, incierto y complejo, plantean a la escuela o forma de hacer educación que sigue anclada en contenidos y métodos del pasado.
El fracaso escolar, por tanto, no se explica porque los niveles de exigencia bajen, ni porque la escolarización se extienda a más estudiantes y durante más tiempo, sino porque el modelo educativo vigente hace tiempo que ha caducado. Por lo mismo, urge una carrera profesional que asegure un perfeccionamiento permanente a los docentes y que los capacite en el trabajo de aula, más eficiente y efectivo, donde los aprendizajes se logren en un ambiente cooperativo y de empatía positiva al interior del aula.
Colectivo Aula Poética, Reformulación Manifiesto Pedagógico, Docente de Aula Evaluado, Sr. Bernardo Ortega
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