Tradicionalmente han existido dos razones
básicas para enseñar Matemáticas:
a) Su facultad para desarrollar la
capacidad de pensamiento.
Luis Vives, s. XVI, ya señaló que “son
una asignatura para manifestar la agudeza de la mente”. En el momento
actual se sabe que su incidencia en el desarrollo de la capacidad de
razonamiento de una persona depende del modo en que se enseñen (Cockcroft,
1985).
b) Su utilidad, tanto para la vida
cotidiana como para el aprendizaje de otras disciplinas necesarias para el
desarrollo personal y profesional.
La facultad de predecir de las Matemáticas es utilizada a diario a nivel vulgar: qué gasolina
gastaremos en un viaje, cuál es su costo, tiempo en seremos alcanzados por una
tormenta, etc. A lo largo de la Historia se han dado situaciones conocidas por
todos en las que un matemático predijo algún eclipse o hecho insólito. Por
citar sólo un caso, y aunque esta predicción a la que voy a referirme no está
al alcance de cualquiera, recordaré la del algebrista John Couch Adams, quien
con lápiz y papel, demostró en 1846 la existencia de Neptuno a partir de las
alteraciones sufridas en la órbita de Urano por “un elemento extraño”; señaló
las coordenadas del objeto que alteraba la órbita y a los expertos sólo les
quedó enfocar sus telescopios.
“Las Matemáticas parecen poseer el
asombroso poder de explicar cómo funcionan las cosas, por qué son como son y qué nos revelaría el universo si fuésemos capaces
de escuchar”. (Cole, 1999, p.11). Esto entronca
de lleno con el pensamiento griego ya que explicaron un mundo relativamente
sencillo, y ahora se ocupan de hacerlo con otro más complejo. Son, pues, una
herramienta de gran utilidad para predecir, explicar y representar todo lo que nos rodea.
Si nos salimos de su aplicabilidad en
tareas cotidianas, no es menos cierto que existe una razón de orden práctico
para su presencia en la formación de personas, a muy distinto nivel: son necesarias para desarrollar habilidades laborales y dar respuesta a
cuestiones científicas y tecnológicas. Desde este
punto de vista, y puesto que afectan a los conocimientos esenciales para la
práctica ciudadana responsable y efectiva, surge el llamado “enfoque cultural”
de la enseñanza de las Matemáticas que pasa, necesariamente, por enseñarlas en
contextos sociales de interés para quienes han de aprenderlas.
'se deriva de la griega maqhmatikoz.
Utilizada como adjetivo tiene el significado de
exacto, preciso. También es utilizada para
referirse a una cosa perteneciente o relativa a las matemáticas. Como sustantivo, masculino o femenino, se usa para nombrar a la persona que profesa las matemáticas
o tiene en ellas especiales conocimientos..
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