1.
Discusión. Discute con
tus alumnos si aquello que les has enseñado tiene una lógica, tiene una
aplicación total o parcial en la vida real. El diálogo es un excelente recurso
para la comprensión de contenidos.
2.
Definición. Haz que tus alumnos definan los
conceptos que les has enseñado en tu sesión lectiva. Procura que las
definiciones no se basen en la memorización, sino en la comprensión del
concepto.
3.
Perspectiva. Haz que tus
alumnos interaccionen entre ellos para que por ellos mismos descubran si su
aprendizaje es el correcto, es decir, si coinciden en lo que han aprendido.
Esta comprobación puede hacerse perfectamente por parejas o con grupos de tres
o cuatro alumnos.
4. Listado. La creación de listados a
modo de glosario es
una práctica realmente útil y eficaz de cara a la asimilación de los conceptos
explicados en una sesión lectiva o en una Unidad Didáctica. El listado tiene la
virtud de concretar la esencia de tus enseñanzas.
5. Esquema. Siempre que sea posible, transforma
los conceptos de tu sesión lectiva en forma de esquema. De esta manera tus
alumnos trabajarán los contenidos de una forma más visual.
6. Examen. Examinar a tus alumnos es una forma
más de comprobar si tus alumnos han captado tus enseñanzas. Ahora bien, no
olvides que no tiene por qué ser el método de comprobación más importante o más
valorado. Procura que tus exámenes se basen más en la realización de
procedimientos que en la mera memorización de conceptos.
7. Justificación. Procura que tus alumnos, en la
medida de lo posible, justifiquen y defiendan aquellos contenidos adquiridos en
tus clases. Haz que verbalicen aquello que aprenden, porque es una de las
mejores maneras para afianzar cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje.
8. Conexión. Enseña a tus alumnos a conectar un concepto con otro
concepto trabajado previamente en tus sesiones lectivas. Incluso puedes
ir más allá e intentar conectar un concepto de tu asignatura con otro concepto
de una asignatura diferente. Un ejemplo podrían ser las categorías
gramaticales.
9. Crítica. La crítica no siempre es una
forma fácil de demostrar que tus alumnos van entendiendo tus explicaciones. Sin
duda, la crítica supone un paso más allá de la discusión y requiere de una cierta
madurez. Aún así, la crítica permite verbalizar y establecer un diálogo
tremendamente valioso para el afianzamiento de los contenidos. Hacer a un
alumno crítico es hacer a un alumno reflexivo y esto sin duda es un valor
añadido para cualquier aprendizaje.
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