Seguro que todos escucharon hablar de la Sucesión de Fibonacci en El Código da Vinci, ya sea la novela o la posterior película que se hizo basada en ella.
Sin embargo, se trata de algo mucho más antiguo, dónde el número aúreo que describimos al inicio también juega un papel muy importante.
Básicamente, se trata de una sucesión en la que cada miembro es el resultado de la suma de los dos miembros anteriores, de modo que quedaría como 1,1,2,3,5,8,13,21… y así, como diría Buzz Lightyear, hasta el infinito y más allá.
Como se indica, los cálculos matemáticos que nos llevan hasta ella cuentan con el número áureo entre sus miembros, por lo que no es de extrañar que la encontremos en algo tan sorprendente como las escamas de una piña, ya que si contamos su disposición veremos que forman una espiral en torno al vértice cuya cantidad sigue los miembros de la sucesión.
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