jueves, 17 de junio de 2010

Construyendo equilibrios: "Disciplina y Aprendizaje"


Sabemos que la indisciplina dificulta los esfuerzos de enseñanza y lesiona seriamente los aprendizajes de los estudiantes. Se propone una serie de estrategias a llevar a cabo para mejorar el ambiente de clase centradas en la autodisplina.

El público norteamericano consultado por la encuestadora Gallup respecto a los temas que les preocupan sobre la educación, señalan en primer lugar la indisciplina (18%) y en segundo lugar un tema afín como es la violencia y los pleitos estudiantiles (11%). A eso hay que añadir que hay una convicción generalizada entre estudiantes y padres de familia de que la indisciplina dificulta el aprendizaje y es responsable de los bajos rendimientos.
Estos parámetros son plenamente coincidentes con los que existen en nuestro país y su preocupación es concordante; con la desarrollada por una comunidad escolar prototipo.
Veam
os algunas estrategias que en su conjunto ayudan a la disciplina.

Un camino posible, se construye con todos:

a) Involucrar a los estudiantes.
Esto significa darles voz a los estudiantes en la discusión sobre la solución de los problemas escolares. La clave esta en conversar con los alumnos sobre cómo mejorar la atmósfera escolar, mas que asumir actitudes antagónicas. No hay que olvidar que la única disciplina que realmente funciona es la autodisciplina, que no se aprende escuchando lo que le dicen los profesores sino aprendiéndola por sí mismos.
b) Consistencia en la aplicación de las normas. Los alumnos normalmente se portan mejor cuando saben exactamente cuáles son las conductas esperadas de ellos, y si los límites están claramente establecidos. Cuando no es así, se sienten sin referentes y tentados a probar los límites. La consistencia también es muy importante, porque evita que los alumnos sientan que las normas son antojadizas o injustas, en cuyo caso se sienten tentados a violarlas.

c) Actuar frente a infracciones menores. Si las autoridades escolares enfocan las pequeñas infracciones y los detalles, los alumnos tienen una experiencia concreta y directa de la existencia de las normas, lo que evita que se animen a cometer trasgresiones mayores. Este enfoque recuerda la filosofía social de James Q. Wilson ("la ventana rota") que tan buenos resultados trajo a la policía de Nueva York, Boston y Filadelfia para reducir la criminalidad. Según esta teoría si la policía sanciona las faltas menores (graffiti en las paredes, pandillas, etc.) tendrán menos crímenes mayores que resolver. Del mismo modo, en un colegio donde las faltas menores son ignoradas, se experimentará un incremento de la indisciplina.

d) Involucrar a los padres y a la comunidad. Es bueno conversar con los padres, pero no solo sobre problemas escolares sino también sobre las cosas buenas que ocurren en el colegio. Invitarlos a ver el colegio, a hacer sugerencias para su mejoramiento y darles una sensación de ser parte de la educación escolar de sus hijos.

e) Estadísticas de incidentes.
Tener buenas estadísticas de comportamiento en clase ayuda a detectar los principales problemas, y sirve como un sistema de alerta temprana para identificar qué alumno necesita ayuda. Sin embargo, desarrollar estas estadísticas trae algunas complicaciones porque no todos los incidentes son equivalentes en gravedad y a la hora de sistematizarlos y sumarlos se puede desfigurar la situación real. Además, recopilar la información se puede volver más importante que los propios incidentes, y puede consumir mucho tiempo de los profesores que tienen que rellenar informes y reportes. Si los profesores van a sentirse mal juzgados como profesores (por tener muchos problemas en clase) y sobrecargados en el trabajo administrativo, dejarán de reportar los incidentes.
f) Currículo motivante. Los expertos coinciden en que si los alumnos se sienten motivados con el currículo, disminuirán los problemas de indisciplina. Alumnos aburridos o frustrados van a expresar su malestar en forma de mala conducta.
Las estrategias aludidas son simples de comprender y aplicar, siempre que exista una vocación constructiva y creativa para encarar los problemas, en vez de limitarse a culpar a los alumnos o profesores de los incidentes de indisciplina. La iniciativa está en manos de los profesores y directores.

No hay comentarios: