sábado, 21 de agosto de 2010

La familia Disfuncional: Algunas pistas


La familia disfuncional: cómo reconocerla y buscar ayuda
Ser buen padre o buena madre es una tarea difícil. Es un trabajo diario que nunca termina. Es tal vez la tarea más ardua que realizará cualquiera de nosotros; porque implica estar mentalmente sano y dotado de paciencia en extremo. Se necesita saber satisfacer las propias necesidades con los propios recursos y tener, además una pareja que lo/la apoye a uno en el proceso.
Es sorprendente comprobar que en nuestra sociedad existe una sutil, pero cierta, exigencia que consiste en que, por el hecho de crearse un nuevo grupo familiar, sus miembros están obligados socialmente a criar a sus hijos de una manera "sana y exitosa" .
Se espera que una vez constituida una familia, ésta, por sí sola pudiera lograr o debiera alcanzar el propósito señalado. Tal vez por esto, es que los jóvenes se lanzan poco precavidamente a formar nuevas familias, sin conocimientos o sin orientación.
Experiencias nutritivas y saludables
Pero, también es cierto que siempre se ha insistido en lo difícil que es ser padres, especialmente en los tiempos actuales. De manera general puede afirmarse que las habilidades, las destrezas y competencias que cada pareja puede exhibir en la compleja tarea de ser padres y educar, depende muy importantemente del conjunto de experiencias nutritivas y saludables que cada miembro de la pareja, pueda haber tenido en su propia práctica de hijo/a dentro de una determinada familia.
Es como si cada uno de nosotros, en base a las costumbres de la niñez, dentro de nuestra familia, haya ido grabando su propio disco duro mental construyendo ese necesario padre/madre interior protector, habilidoso que en la vida adulta se va a exponer para guiar y formar a los hijos propios.
Pero no todas las personas tienen la suerte de grabar un disco duro mental saludable y creativo, que le sea efectivo más adelante para cumplir su rol paterno.
Es más, una gran mayoría de personas, de acuerdo a los resultados que vamos observando diariamente en los medios de comunicación, ha grabado un impresionante conjunto de mensajes contradictorios, confusos, defectuosos, negativos y poco sanos, que llevan al fracaso en la tarea encomendada: la de criar hijos sanos y felices --- por esa razón el mismo ciclo desacertado se perpetúa.
Una familia ineficiente y problemática
Cuando esto ocurre con ambos miembros o con los familiares cercanos, decimos que se ha creado una familia disfuncional, es decir una familia ineficiente, problemática, que no funcionará bien, porque no sustenta, no escucha, no incentiva, critica y manipula y por lo tanto: una familia que no realizará sus objetivos.
Una familia disfuncional tiene diversas características específicas, investigadas por los terapeutas familiares y otros especialistas en la materia.
Revisemos algunas de las características más centrales de estas familias:
Dentro de una familia disfuncional existe una incapacidad para reconocer y satisfacer las necesidades emocionales básicas de cada uno de sus miembros; aunque pueda existir el deseo de encargarse y proteger a los niños; no se sabe o no se entiende claramente cómo hacerlo en una forma natural y espontánea. Ambos padres o uno de ellos se siente íntimamente presionado a cumplir con su tarea, y tal presión interna se convierte en ansiedad, en desasosiego y exigencias hacia el propio niño para que cumpla su desarrollo de acuerdo a lo que los padres esperan y no de acuerdo al ritmo natural evolutivo propio. Cuando esta presión interna es muy intensa y persistente, los participantes caen en la desesperación que suele convertirse en castigos físicos y/o malos tratos psicológicos que dañan profundamente la psiquis del niño o joven. Que lo confunden, lo angustian y lo atemorizan. Porque el niño necesita oír a su alrededor voces acogedoras, tiernas y tranquilas.
Los miembros de una familia disfuncional, generalmente son personas psicológicamente rígidas, exigentes, críticas y desalentadoras; que no pueden, no quieren, o no saben reforzar y recompensar cálidamente los logros paulatinos de los niños y premiar sus esfuerzos, si este se comporta bien. Seres que piensan, rígida y equivocadamente, que es deber del propio niño cumplir correctamente y a tiempo todas sus operaciones.
Siendo personas rígidas, éstas adoptan gestos, aficiones e intereses que tratan de imponer a toda costa a los demás miembros, mientras asignan cerradamente sus criterios a los demás destruyendo la comunicación y la expresión natural y personal de cada uno y con ello, anulan su desarrollo como persona.
Desorden de roles y sentimiento de abandono emocional
Tampoco saben cómo discutir abierta y naturalmente los problemas que aquejan al grupo familiar y se recurre, entonces al mecanismo de negar u ocultar los problemas graves. Se imponen sutil o abiertamente prohibiciones o tabúes dentro del grupo, se desarrolla una sobreprotección melosa que impide que el niño pueda aprender de sus propios errores. El sentimiento de fracaso de los padres en su tarea puede llevarlos, y muchas veces lo tienen de antes, a un vacío interior y a un estado de angustia que suelen paliar a través de consumo de tranquilizantes, alcohol o drogas, o a comportamientos adictivos, como son el trabajo excesivo, el comer en exceso, etcétera; lo que, por sí, sólo agrava el problema. Cuando el vacío es mayor, y se produce un distanciamiento anormal y el abandono real del niño, la familia se quiebra y se descompone y se pierden los objetivos vitales.
Dentro de una familia disfuncional se produce un desorden y confusión de los roles individuales, llegándose a una real inversión de papeles por lo cual los padres se comportan como niños y éstos recibiendo exigencias de adultos, se siente obligados a confortar a sus inmaduros padres y al no lograr hacerlo, los niños se sienten culpables de los conflictos de los mayores.Se esfuma así la inocencia, la creatividad, la transparencia de la niñez y se desarrollan actitudes de culpabilidad, fracaso, resentimiento, ridículo, depresión, auto-devaluación e inseguridad ante el mundo social que les rodea.
Cuando un niño se desarrolla dentro de una familia disfuncional lo que más siente es el abandono emocional y la privación. Cuando esto sucede, el niño responde con una vergüenza tóxica muy arraigada que engendra ira inicial, ya que no hay nadie que lo acompañe y se dé cuenta de su dolor. En estas familias los niños sobreviven acudiendo a todas las defensas de su ego y su energía emocional queda congelada y sin resolver. Cuando los padres toman conciencia que contaminan sus vidas con arranques de ira, reacciones exageradas, problemas conyugales, adicciones, paternidad inadecuada, miedos y relaciones dolorosas y nocivas, tienen que asumir conscientemente sus propias limitaciones como personas y buscar ayuda en otras personas sanas, ya sean familiares o amigos o terapeutas que tengan condiciones personales para ayudar de manera segura y eficaz.
Entendemos por personas sanas aquéllas que entre otras características saben escuchar, aceptan sin juzgar, son claras, y en las relaciones, no son competitivas ni generan mensajes conflictivos.
En resumen:
Las familias que son funcionales son familias donde los roles de todos los miembros están establecidos sin que existan puntos críticos de debilidades asumidas y sin ostentar posiciones de primacía, artificial y asumida, por ninguno de los miembros; y donde todos laboran, trabajan, contribuyen y cooperan igualmente y con entusiasmo por el bienestar colectivo.

Recopilación Colectivo Aula Poética.

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