sábado, 23 de febrero de 2019

El arte de Kokoro

Al  mediodía  lo  vieron sentado  en un banco de la  plaza de  la  Ciudad Vieja.   Lentamente, sus  brazos  y piernas  se  extendieron  hasta  que  se  dejó  atrapar  por el sueño.  Pasaron  tres  horas  antes, de  que  lo  viniera a buscar  la  ambulancia, ante  el aviso  de  los  transeúntes.  Esta vez no  estaba Hikari  para  ayudarlo.El parte  médico  no  agrego  nada  que no supierámos: neumonia, cirrosis  y un papel  que  se  extrajo  de  sus ropas  que  decía: "H, hija, te  amo".

- Praga  1883
Colectivo  Aula  Poética:  Bernardo Ortega - Juan Ernesto  Abreu

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