sábado, 7 de abril de 2012

Nuevas formas de aprender y enseñar

Quienes creemos que el rol de la escuela es preparar de manera efectiva a los alumnos para el entorno en el que les va a tocar vivir y desenvolverse, nos parece evidente que si ese entorno cambia, la actividad de la escuela tiene que cambiar. Y es lo que está ocurriendo con la sociedad moderna, de la mano de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC). En efecto, las TIC no sólo han sido el motor del cambio hacia el mundo global e interconectado que conocemos, sino que además están presentes en todas las actividades en las que participamos en nuestra vida diaria y laboral. Por tanto, es fundamental que los alumnos entren en contacto con estas tecnologías desde temprana edad, y junto con desarrollar competencias digitales e informacionales, logren una mejor comprensión de éste fenómeno, como parte de su proceso educativo. Esta es condición necesaria (aunque no suficiente) para desenvolverse con éxito en la sociedad del conocimiento que les tocará habitar. Así, una educación de calidad para el siglo 21 requiere inexorablemente de la participación significativa de las tecnologías digitales. Como en todas las actividades, existe un grupo importante de docentes y directivos que viven la llegada de lo digital a las escuelas como una amenaza, o una carga adicional de preocupaciones. (Principio de dominios disjuntos) Desde ese estado de ánimo, no logran conectarse con el mundo de oportunidades que estas tecnologías encierran para mejorar los aprendizajes.
A modo de ejemplos, éstas son algunas de las miles de actividades que pueden desarrollarse con el apoyo de las TICs: algunos profesores pueden visitar el Museo del Louvre en compañía de sus alumnos. , mientras otros recorren el sistema sanguíneo; , o se transforman en glóbulos blancos y viven la experiencia de enfrentar a un agente infeccioso. También es posible diseñar sofisticados circuitos eléctricos con la ayuda de simuladores, conectarse a laboratorios remotos, utilizar software de modelación ; desarrollar experiencias de aprendizaje colaborativas;, ayudar a mejorar la comprensión lectora con el uso de Mapas Conceptuales; o aprovechar el atractivo de los videojuegos para desarrollar habilidades de trabajo en equipo o pensamiento estratégico. Es importante hacer una advertencia para no caer en excesos de entusiasmo: no cualquier actividad se va a beneficiar con la tecnología ni cualquier software ayuda a los propósitos educativos. Las tecnologías agregan valor sólo en la medida en que permiten cambiar las prácticas pedagógicas y de gestión educativa, provocar nuevas experiencias de aprendizaje y no para hacer más de lo mismo..Como consecuencia de lo anterior, es muy probable que el rol del profesor en la sociedad moderna, cambie, desde su rol actual de transmisor de un cierto conocimiento enciclopédico a ser un facilitador o guía de un proceso de aprendizaje colaborativo. Por lo mismo, no basta con llenar de computadores las escuelas para que éstas sean modernas. La clave del éxito está en la forma en que las comunidades educativas se apropian y usan las tecnologías, con una intencionalidad clara de mejoramiento de sus procesos. Para ello es importante que los profesores actualicen sus competencias y los directivos fortalezcan su liderazgo. También los apoderados deben ejercer un control social de modo que estas tecnologías efectivamente se aprovechen y estén disponibles para los alumnos y no encerradas bajo cuatro llaves.Si el país logra asegurar la apropiación y uso educativo de las tecnologías digitales en las aulas, sin duda daremos un paso gigante en la dirección de mejorar la calidad de la educación, paso que viene a complementar los importantes cambios institucionales y de financiamiento que se debaten en el parlamento. Ciertamente estas iniciativas requieren de un financiamiento permanente y sostenido.
Artículo Didier De Saint Pierre.

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