domingo, 23 de marzo de 2014

Matemática y Emoción


Las clases de matemáticas han provocado, a menudo, emociones más negativas que positivas, situación a la que sin duda se ha de dar la vuelta. Esta emotividad positiva que el "hacer" matemáticas despierta en muchos de nosotros y en una parte de nuestros estudiantes se debería extender a una mayoría, sin olvidar a la sociedad en general. Podríamos recordar aquí la famosa sentencia de Antoine de Saint-Exupéry : "Solo se puede ver correctamente con el corazón; lo esencial permanece invisible para el ojo". y preguntarnos si las matemáticas también pueden jugar bien con el mundo emocional, haciendo desaparecer los aspectos negativos y profundizando en los positivos:
(i) Emociones negativas que se han de combatir.
En el mundo de las emociones de tipo básico encontramos un conjunto de emociones que podríamos denominar negativas: ira, tristeza, miedo, aversión, vergüenza,... y sus emociones derivadas tales como: indignación, hostilidad,animosidad, pesimismo, melaconlía, depresión, ansiedad, preocupación, pánico, desprecio, antipatía, disgusto, remordimiento, culpa,... Es evidente que si el aprendizaje o la enseñanza de las matemáticas provocan alguna emoción negativa (o bien se ha de hacer en presencia de algunas de estas emociones) entonces "la mente emocional" bloqueará a la "mente racional", haciendo imposible el progreso docente.
(ii) Emociones positivas que se han de fomentar.
En el mundo de las emociones básicas también encontramos un conjunto de emociones que denominaremos positivas: alegría, amor, sorpresa, felicidad, deleitamiento, diversión, satisfacción, euforia, cordialidad, confianza, enamoramiento, admiración,... Estas son las emociones y sensibilidades que seria bueno cultivar en el contexto de la educación matemática. Pero la imagen popular acostumbra, precisamente, a contraponer el hacer matemáticas como paradigma de actuación exenta de emotividad.
Recopilación Colectivo Aula Poética
Posted by Picasa

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