domingo, 23 de marzo de 2014

Pongamos alegría a nuestro aprendizaje


El humor es en sí mismo, un buen acompañante en la vida y también en la educación, porque mejora el clima escolar y estimula el desarrollo cognitivo de los estudiantes.

Una clase donde el profesor o los alumnos están malhumorados, simplemente, no funciona. Para hacer clases más entretenidas, más amables, y que capten más la atención de los alumnos, es altamente recomendable aplicar cierta dosis de humor en el aula.

La sonrisa crea, indiscutiblemente, un mejor clima de trabajo. No solamente en la educación, sino que en la vida misma: ayuda a romper el hielo, relaja y desestresa.

La risa se convierte así, en un interesante puente de acercamiento entre profesores y estudiantes y un buen articulador en el aula. Con el humor los niños tienen mejor disposición al aprendizaje, dado que despliegan emociones positivas que fortalecen su autoestima. En ese sentido es útil a la hora de introducir contenidos más densos o para enlazar relatos más complejos.

"El chiste desarrolla el sentido del humor del niño. Con el sentido del humor desarrollado, el niño vivirá con un estado de ánimo positivo, con buen humor, con buena disposición y viceversa, porque es un círculo virtuoso. Con ese talante positivo, el niño estará más dispuesto a entregarse a cualquier actividad placentera, lúdica. Con el sentido del humor desarrollado, también el niño desarrollará su sentido crítico, su sentido común, su imaginación, su creatividad y mejorará su personalidad".
En una dimensión cognitiva se puede señalar que el humor permite o facilita el conocimiento. Hay una serie de estudios que así lo demuestran.
Recopilación Aula Poética, Artículo Educar Chile.
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