lunes, 23 de noviembre de 2009

La base del proceso de enseñanza aprendizaje, es Emocional



La afirmación dice que el ambiente emocional, es el principal factor de éxito o fracaso en cualquier institución educacional. Si tal como lo planteamos al comienzo, “hacer del educar una oportunidad para ser felices con lo que se hace” es objetivo central de nuestra propuesta, esta se operacionaliza y se concreta en la calidad del emocionar logrado, según sea la convivencia al interior de la escuela. Este objetivo, tiene por cierto una motivación valórica, pero además, es una condición necesaria para el logro del aprendizaje significativo pretendido. Las ciencias cognitivas han establecido con certeza que emociones y aprendizaje tienen una relación íntima y determinante. Si aceptamos que un número importante de alumnos llegan a la escuela con daño emocional previo (y probablemente formen la legión de los “alumnos terribles”), revertir el daño emocional que el alumno trae, se transforma en objetivo pedagógico primordial. A nuestro juicio, cambiar la emoción del miedo, como sustento de la autoridad, por la emoción de la confianza constituirá un salto cuántico en nuestra educación. Hacer este cambio, es tarea de largo aliento. Todavía existen muchos profesores que dicen: “sí, pero hay que tener cuidado porque si uno les da confianza, los alumnos se suben por el chorro”. Este constituye un paradigma arraigado entre nuestros profesores. La consecuencia, es que se desconfía de los alumnos, los alumnos se dan cuenta de ello y la relación se daña.
Ahora bien, crear confianza no es un deseo o algo que se declare solamente; es algo que se hace a través de conductas concretas de relación. En nuestra cultura, relacionarse confiando no es la norma, de ahí que establecer este tipo de relación deberá ser aprendido a través de haceres concretos.
Me  cae  BIEN;   me  cae   MAL
No solemos estar atentos al modo como generamos al interior de la Escuela eso que llamamos. la convivencia. La escuela es sin embargo, un lugar de convivencia; encuentro de personas que generan tipos de vínculos emocionales, que determinan lo que finalmente ocurre en ese encuentro. Sabemos por experiencia y por neurociencia, que en todo encuentro se generan sentimientos de antipatía, de simpatía o de indiferencia y que estas, están lejos de obedecer a razones lógicas. La manera más certera de decirlo, es que obedece a razones misteriosas; los sentimientos, no obstante, están siempre presentes. En la Escuela, existe un desnivel notorio dado por la autoridad implícita del profesor y por la ninguna posibilidad que tiene el niño de dirigir esa relación de convivencia. El niño “es recibido” con un sentimiento de base de su profesor y el niño reacciona a ese recibimiento con retracción o apertura, según aquél haya sido. Le corresponde por tanto al profesor resolver el conflicto si este existiere, no cambiando al niño, sino que cambiando su propio sentimiento.
Recopilación Aula Poética.
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2 comentarios:

Ana Lorena Rodriguez dijo...

Por ahí, un día de tantos, vi una exposición de una norteamericana que hablaba sobre un estudio muy bien sustentado que llevó a cabo por varios años, el cual evidenció que, cuando estamos enamorados, entra en actividad una zona de nuestro cerebro que nos hace entrar, precisamente, en ese estado particular del enamoramiento, el cual no hace ver todo maravilloso. Yo hice mi propia relación con respecto al educando y el educador. Si logramos la conexión afectiva con nuestros estudiantes, estoy convencida de que esa zona relacionada con el estado de enamoramiento, va a entrar a funcionar. No porque crea que nos lleguemos a enamorar o algo por el estilo, sino porque estableceremos nexos afectivos que son sumamente necesarios. Aprender es acceder, enseñar es acceder. Es un proceso por el que se debe pasar necesariamente. La impersonalidad, el distanciamiento, jamás van a ser ingredientes que favorezcan la enseñanza ni el aprendizaje. Comulgo totalmente con tu propuesta, y ojalá seamos mucha gente pensando así.

Berhard Taofix dijo...

Efectivamente, Lorena, mi experiencia de docente me refuerzacada día esta relación entre emoción y aprendizaje. Lo que tu señalas al final de tu comentario es una certeza que cada docente "atento a su grupo curso" descubre fácilmente e incorpora como estrategia de aprendizaje. Finalmente, en una introspección; estamos cierta que nuestra forma de aprender y qué aprender estuvo determinado por una emoción grande, de esas que no se olvidan fácilmente.

Gracias por tu comentario; "así la poesía y la educación , no habrán cantado en vano".