sábado, 8 de mayo de 2010

A ese amigo del Alma



Y de nuevo se me apareció Bolaño en este sueño; venía abrazado a una mujer cordillera , que algunos llamaban Gabriela. Ella lo sostenía del brazo, mientras lo ayudaba a caminar. De vez en cuando, le sonreia. Mientras Bolaño intentaba cantar con gran entusiasmo y serias desafinaciones, ella lo seguía mirando, con ternura. Por el caminar endeble y zigzaguenate de ambos, pensé por un instante que se vendrían al suelo. La voz de Bolaño, asemejaba la de un tenor, que en alguna época pretérita, habría alcanzado cierta fama y prestigio. Entre los balbuceos, de uno y otro, junto a las bocinas de los automóviles, alcancé a reconocer una melodía , que sonaba igual que un tango: "Que silencio hay en tu puerta / y al llegar hasta el umbral / un candado de dolor / me detuvo el corazón."
Después de unos segundos, me dejo llevar por las profundidades del oceáno. La nave sigue su curso. Alguien, grita: "Capitán, es el Kraken".

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