Creatividad, imaginación,
concentración, memoria visual, de orientación espacial y sensorial... los
beneficios de utilizar el ábaco en la infancia son infinitos. Este
instrumento de cálculo, inventado en Asia Menor y considerado como el precursor
de las calculadoras modernas, es utilizado como un juego por niños en
cada vez más colegios de nuestro país. Son centros que siguen el método
impartido por el centro UCMAS Concepto Universal del
Sistema de aritmética Mental. Esta institución usa el ábaco
tradicional japonés, formado por una estructura de madera con barras paralelas
por las que corren bolas que se mueven y les permiten llevar a cabo operaciones
aritméticas sencillas. «Ver a un niño utilizar el ábaco es una maravilla. Para
empezar, lo manipulan con las dos manos, no solo con una, lo que les produce un
control sensomotor de los dos hemisferios»...
La franja de edad más habitual para
empezar a utilizar este instrumento milenario se sitúa entre los cinco y los
trece años. Su aprendizaje suele llevarse a cabo mediante programas educativos
extra escolares, aunque últimamente muchos colegios también lo están
incorporando a su currículum y a su plan de estudios. Su uso se ha popularizado
en el sistema escolar español en los últimos tiempos porque, según Segura,
gracias al ábaco los niños aprenden a razonar. «Dependiendo de la posición de
las fichas, visualizan que hay diferentes formas de llegar a los resultados. En
definitiva, aprenden a pasar del problema a la solución, no a memorizar»,
asegura este experto.
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